Mi esposo está sin trabajo desde hace más de dos años. Para mejorar nuestros ingresos, decidimos alquilar nuestra casa campestre e irnos a vivir a un apartamento más pequeño y más barato de la ciudad.
Llevábamos más de un año con el cartel de "se alquila" y no aparecía nadie interesado. Por recomendación de una amiga decidí rezar una novena a don Álvaro: nueve oraciones diarias de su estampa durante nueve días.
Al día después de terminar esta novena me llamó una señora que estaba interesada en nuestra casa, y al mes ya nos habíamos podido mudar.
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