Confesión y Santa Misa

Incluimos tres nuevos audios de San Josemaría sobre la Confesión y la Santa Misa

Colegio de Escribanos. Buenos Aires (Argentina). 18-VI-74

Piensa siempre, porque es verdad, que en el altar se eterniza Jesucristo. Nosotros los sacerdotes no somos aquel, el otro, o yo. Siempre es Jesucristo en el altar, que va a renovar el Sacrificio del Calvario incruentamente. Y tú lo presencias, y tú te pones junto a Santa María, y junto a las otras santas mujeres, y le dices al Señor lo que te parezca, lo que te salga del corazón, y sobre todo le pides que seamos los sacerdotes... —yo tengo esta cantinela siempre, lo diré en italiano, este ritornello— que pidáis que seamos santos los sacerdotes. Por mí, que soy un pecador, y por mis hermanos, que son tan buenos, todos los sacerdotes del mundo. (…)

De modo que para oír muy bien la Santa Misa, tú le dices: Jesús, yo sé que eres Tú el que estás en el altar; yo sé que veré tu rostro en el Cielo; pero con la fe, sé que verdaderamente, ese sacerdote, en este momento, eres Tú; yo quiero asistir a este misterio profundo, inmenso, removida, mejorándome, amándote. Y verás que te vienen remordimientos por cualquier pequeña cosa, que hay que mejorar, y en cambio, verás que te portas bien en otras y le das las gracias. ¿De acuerdo?

(Sí, Padre.)

Y tu Santa Misa será muy buena para ti y para todas las almas, y especialmente para las almas de los que te rodean, de tu familia, porque has de procurar que en tu familia haya mucha paz, mucha serenidad, mucha tranquilidad, mucha alegría, ¿de acuerdo?

(Sí, Padre.)

Bien.

La Arboleda (Perú) 29-VII-74

Jesús Señor Nuestro ha querido, en su bondad infinita, dejar muy bien señaladas sus pisadas en la tierra por medio de los siete Sacramentos, con el fin de que los hombres podamos caminar seguros —cuando digo los hombres, digo las mujeres, ¿verdad?—. Y entre esos Sacramentos uno, que ahora es más atacado que los demás, es el sacramento de la Penitencia: la Confesión. Y yo os digo que me sentiré muy dichoso si nada más logro que, por lo menos uno de los que me escuchan, que se haya abandonado un poquito estos años pasados, se decida a hacer una Confesión bien hecha, una Confesión sincera, una Confesión detenida, una Confesión contrita.

Teatro general San Martín. Buenos Aires (Argentina) 15-VI-74

Hija mía: Jesucristo Señor Nuestro, Nuestro Dios, instituyó los sacramentos, que son como huellas de sus pisadas, para que nosotros pisemos allí y podamos llegar al Cielo. Y uno de los sacramentos más hermosos, más consoladores, es el de la Confesión.