Cardenal Cañizares: “Dios rompe su silencio a través de testigos impresionantes como Javier Echevarría

Varios miles de personas participaron ayer tarde en la Catedral de Valencia en la misa presidida por el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en sufragio por el obispo y Prelado del Opus Dei monseñor Javier Echevarría, fallecido el pasado lunes en Roma a los 84 años, y segundo sucesor de San Josemaría Escrivá.

Fotografía: J. Peiró/AVAN

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En su homilía, el Cardenal recordó la estrecha amistad que le unió con él: “Lo que ahora me sale del corazón con mi hermano don Javier no es rezar por él, sino hablarle, acudir a su consejo, contarle tantas cosas, recordar las horas que hemos compartido y pedirle que desde el cielo cuide con cariño de todos nosotros”.

“Dios rompe su silencio a través de testigos como don Javier”, añadió el Cardenal, que definió al Prelado del Opus Dei como “mensajero de esperanza en este tiempo de Adviento”, así como “uno de los amigos fuertes de Dios, legado suyo a este mundo”.

Después de recordar que monseñor Echevarría fue “fiel discípulo y seguidor de San Josemaría”, el arzobispo de Valencia subrayó que “su figura ha sido manifestación de esta bendición sin límites de Dios“, al tiempo que “su testimonio nos alienta en este tiempo tan necesitado de respuestas verdaderas”.

De igual manera, monseñor Echevarría “aprendió muy bien esta máxima de su maestro, siempre tan acogedor y familiar: Jesús no me quiere sabio, me quiere santo, maestro y guía de santos”. Fue “un verdadero testigo del amor misericordioso de Dios, mensajero de esperanza, anuncio de Dios vivo”.

En otro momento de su homilía, el Cardenal resaltó la “sencillez, acogida cariñosa y cercana” que siempre mostró monseñor Echevarría, “testigo impresionante de Dios que rompe su silencio junto a nosotros”, que fue también un “instrumento fidelísimo para llevar a cabo su Obra, el Opus Dei”.

De igual manera, destacó que fue un hombre “entregado a la Iglesia, que fue su gran pasión, mediante su entrega a esa Obra que Dios hizo surgir en su día para servir a la Iglesia. Dios le dotó de gran sabiduría, espíritu y aliento para llevar el Opus Dei al servicio de la Iglesia y de los hombres. Es signo de la presencia del Señor resucitado y de su triunfo sobre la muerte.”

Concluyó su homilía el Cardenal invitando a dar gracias a Dios “por este sacerdote y obispo y por tanta bondad y sentido de Iglesia que de él aprendemos.”

Con el Cardenal concelebraron monseñor Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza; monseñor Joan Piris, obispo emérito de Lleida; Jorge Nava, vicario el Opus Dei en Valencia; y medio centenar de sacerdotes.

Al término de la celebración, el vicario del Opus Dei en Valencia leyó el telegrama que el papa Francisco ha dirigido a los fieles de la Prelatura, en el que, además de unirse al dolor y asegurar sus oraciones, agradece a don Javier Echevarría “su paternal y generoso testimonio de vida sacerdotal y episcopal, a ejemplo de San Josemaría Escrivá y del beato Álvaro del Portillo, a quienes sucedió al frente de toda esa familia. Entregó su vida en un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas.”