Carta de Fray Junípero a sus padres

Fragmento de una carta de Fray Junípero Junípero Serra (1713-1784), Apóstol de Sierra Gorda y California, canonizado por el Papa Francisco.

Extraído de la página web de los franciscano

Como ya hemos indicado, Fray Junípero, para no apenar a sus padres, emprendió el viaje a América sin despedirse de ellos. Mientras esperaba en Cádiz el momento de embarcar, escribió esta carta, que va dirigida a sus ancianos padres, pero que, por no saber ellos leer, la envía a un fraile residente en Petra, el P. Francisco Serra, que no es familiar suyo, para que éste se la lea.

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"Ésta va de despedida, pues estamos ya para salir de esta ciudad de Cádiz y embarcarnos para México. El día fijo no lo sé, pero están ya cerrados los baúles de nuestros trastillos, y se dice que dentro de dos, o a lo más en 3 ó 4 días, se hará a la vela el navío llamado Villasota, en el que hemos de embarcar. Habíamos pensado que fuera más pronto; por esto os escribí que para cerca de San Buenaventura, pero se ha retardado hasta ahora.

Yo quisiera poder infundirles la gran alegría en que me encuentro, y pienso que me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca

Amigo de mi corazón, me faltan en ésta palabras, aunque me sobren afectos para despedirme y para repetiros la súplica del consuelo de mis padres, a quienes no dudo no les faltará su aflicción. Yo quisiera poder infundirles la gran alegría en que me encuentro, y pienso que me instarían a seguir adelante y no retroceder nunca.

(…)

Que su vida, como son ya tan viejos, es ya muy deleznable, y casi preciso que sea breve. Y si la saben comparar a la eternidad verán claramente que no puede ser más que un instante. Y siendo así, será muy del caso y muy conforme a la santísima voluntad de Dios que reparen poco en la poquísima ayuda que yo les pueda hacer en las conveniencias de esta vida para merecer de Dios nuestro Señor que, si no nos volvemos a ver en esta vida, estemos juntos para siempre en la Gloria.

Del caso será que también ellos, por amor de Dios, estén contentos al quedar privados de mi compañía

Decirles que yo no dejo de sentir el no poder estar más cerca de ellos, como estaba antes, para consolarles, pero pensando también que lo primero es lo primero, y que antes que ninguna otra, lo primero es hacer la voluntad de Dios cumpliéndola; por amor de Dios los he dejado, y si yo por amor de Dios y con su gracia, tengo fuerza de voluntad para dejarlos, del caso será que también ellos, por amor de Dios, estén contentos al quedar privados de mi compañía.

Que se hagan cargo de lo que sobre esto les dirá el confesor y verán que, en verdad, ahora les ha entrado Dios por su casa. Con santa paciencia y resignación ante la divina voluntad, poseerán sus almas, porque alcanzarán la vida eterna.

Que se alegren de tener un sacerdote, aunque malo y pecador, que todos los días, en el Santo Sacrificio de la Misa, ruega por ellos con todas sus fuerzas

Que no atribuyan a nadie, sino sólo a Dios Nuestro Señor, lo que lamentan, y verán cómo les será suave su yugo y se les mudará en gran consuelo lo que ahora tal vez padecen como una aflicción. No es hora ya de alterarse ni afligirse por ninguna cosa de esta vida, y así de conformarse en un todo con la voluntad de Dios, procurando prepararse para bien morir, que es lo único que importa de cuantas cosas pueda haber en esta vida, pues alcanzando aquélla, poco importa que se pierda todo lo demás; y si no se alcanza, nada aprovecha todo lo demás.

Que se alegren de tener un sacerdote, aunque malo y pecador, que todos los días, en el Santo Sacrificio de la Misa, ruega por ellos con todas sus fuerzas y muchísimos días aplica por ellos solamente la Misa, porque el Señor los asista, porque no les falte lo necesario para el sustento, les dé paciencia en los trabajos, resignación a su santa voluntad, paz y unión con todo el mundo, valor para resistir a las tentaciones del demonio y, finalmente, cuando convenga, una muerte lúcida y en su santa gracia.

Si yo, con la ayuda de la gracia de Dios, llegase a ser un buen religioso, serían más eficaces mis oraciones y no serían ellos poco interesados en esta ganancia.”