Comentario de Martín Rhonheimer

Martín Rhonheimer, Profesor de Ética y Filosofia Política en la Pontificia Universidad de Santa Cruz en Roma, escribe sobre la homilía "Amar al mundo apasionadamente"

En la homilía “Amar al mundo apasionadamente”, San Josemaría expone de manera casi programática lo que el espíritu que, por voluntad divina, iba predicando desde el 2 de octubre 1928 tiene como más propio, original y específico. El mensaje de la homilía se condensa en esta frase lapidaria: “No hay otro camino, hijos míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca.”

Para cristianos corrientes que quieren vivir su vocación bautismal en medio de las realidades de este mundo, la vida ordinaria es lugar de encuentro con Dios y camino de santidad. Esto es lo que se había olvidado desde siglos. San Josemaría lo llamaba “viejo como el Evangelio, y como el Evangelio nuevo”. Cuando San Josemaría empezó el Opus Dei, no existía ninguna institución en la Iglesia que se propusiese fomentar específicamente la búsqueda de la santidad en medio del mundo justamente a través del amor al mundo : un amor no “mundano”, sino divino y humano a la vez, el mismo amor redentor de Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Un amor que se consuma en la Cruz: en el don de sí  mismo, sirviendo a los demás santificando el trabajo profesional, las tareas familiares y cívicas.