“El arte puede dar muchas respuestas al ser humano”

Eva Latonda es madre de tres niños y actriz. Dirige su propia empresa de gestión de eventos y es presentadora de TV.

"Conocí el Opus Dei en mi adolescencia. Pasado un tiempo vi clara mi vocación como supernumeraria del Opus Dei. Actualmente estoy casada y tengo tres hijos. En este tiempo he aprendido mucho de tantas personas buenas que he visto a mi alrededor. La perseverancia, la alegría y un espíritu de lucha deportista te ayudan a ser mejor madre y mejor esposa. Personalmente, creo que lo segundo es mucho más complicado, y precisamente ser del Opus Dei me ayuda mucho en esta tarea.

En el Opus Dei también he aprendido a ser consciente de una realidad que supera todo lo imaginable: ¡Soy hija de Dios! Esa certeza influye en mi trabajo. Las cosas que escribo, que transmito en el escenario, la cámara o el micrófono, adquieren una dimensión distinta, cuando consigo verlas desde esa perspectiva. Sin dogmatizar, sin imponer, sólo proponiendo. Me pregunto ¿Qué es el hombre? ¿Cómo actúa Dios en él? ¿Cuáles son sus deseos y anhelos más íntimos? La respuesta sólo puede ser una: AMOR. Amar con toda el alma: a Dios, a los demás y a uno mismo. Por eso procuro comenzar siempre todas mis actividades profesionales desde el respeto al otro. El arte puede dar muchas respuestas al ser humano. Yo trato de encontrarlas y exponerlas. Por eso soy responsable (en último término) de todos los guiones que representamos en la compañía. Todo esto, que puede parecer complicado de transmitir, muchas veces se traduce en un simple gesto o una idea que se esboza. 

Un día cualquiera para mí comienza a las 7 de la mañana. Después de llevar los niños al colegio, hago un rato de oración, si es posible, frente al sagrario, y voy a Misa. Luego miro la agenda y veo qué toca: “Hoy dos actuaciones en un colegio; mañana, una pase de prensa de una película y escribir la crítica, que ya tengo el cierre encima; pasado, una grabación en la televisión; al otro, el estreno de nuestra última obra de teatro, o la reposición de alguna de las ya estrenadas “¡qué nervios! ¿Saldrá bien?”... Tengo suerte, porque mi trabajo, cada día, es una aventura diferente… También tiene sus cruces: inestabilidad económica, jornadas, a veces, sin término, pero la verdad, no podría hacer otra cosa. No estoy hecha para horarios fijos. 

Por las tardes me dedico a los niños y, aunque alguien pueda pensar otra cosa, nada de teatro con ellos. “En casa de herrero, cuchillo de palo”. Soy muy seria con la educación de mis hijos y, aunque fomento la creatividad y la imaginación en sus pequeñas cabecitas, no soy nada “payasa” con ellos. En este caso, el “papel” lo representa mi marido. Otro rato de oración por la tarde, y algún que otro rezo, me acompañan siempre. Finalmente cuando los pequeños están en la cama, aprovecho para hablar con mi marido. Luego suelo sentarme en el ordenador a escribir un rato. Siempre tengo alguna historia que desarrollar. A las 11:00 (los días que puedo) un repaso, y a dormir…

Hace algunos años grabé una autopromoción de una cadena de televisión católica, que hacía ver los beneficios de una cadena como esa. El anuncio lo dirigía un sacerdote, buen amigo mío. Junto a mí, otra actriz protagonizaba el spot. Ella no estaba cerca de Dios, pero comenzó a mantener conversaciones con el sacerdote. Hoy esa chica es monja de clausura. Con el tiempo me enteré de que aquella grabación le hizo replantearse algunos conceptos sobre el cristianismo y por eso comenzó a hablar con el sacerdote… Lo gracioso es que yo no recuerdo haber hecho nada especial aquel día…".