Este verano pasado estuve muy agobiada al tener que conseguir, de una semana para otra, una persona de confianza para atender a un anciano. Se lo encomendé a Dora.

Al entrar en un supermercado del barrio del anciano me fijé en los tablones de anuncios y vi que se ofrecían dos señoras, ambas con referencias, cualidad indispensable. Quedé con ambas esa misma tarde. La primera fue puntual y me pareció que reunía las condiciones necesarias, la segunda ni se presentó, así que contraté a aquella.

Desde el primer momento constaté que se trataba de una persona honrada y trabajadora y sé que fue la intercesión de Dora quien me la consiguió. Para mí fue un inestimable favor. Posteriormente, estando esta persona muy necesitada de más trabajo, redoblamos nuestra petición a Dora y nuevamente le proporcionó otra casa para trabajar, en un tiempo mínimo.

Gracias por todo, Dora.

J. A.