Hombres y mujeres de oración

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

Como director espiritual, Escrivá procuraba ayudar a los miembros de la Obra y a los demás a convertirse en hombres y mujeres de oración y sacrificio, que mantuvieran una profunda relación personal con Jesucristo. Quería que se dieran cuenta de que también estaban llamados a ayudar a sus amigos y colegas a vivir vida de oración. El 14 de noviembre de 1931 escribió: “La Obra de Dios va a hacer hombres de Dios, hombres de vida interior, hombres de oración y de sacrificio. El apostolado de los socios será una superabundancia de su vida ‘para adentro’” [1] .

Escrivá animaba a practicar oración mental a todos aquellos que acudían a él en busca de dirección espiritual, sin importar lo difícil o aparentemente infructuoso que pudiera parecer. El tono de este consejo lo refleja una carta a Zorzano: “Ten absoluta confianza con Jesús. Cuéntale tus cosas. (...) Si alguna vez (o muchas veces) estás seco y árido, ante el Sagrario, sin saber qué decirle a Jesús..., hazle la guardia: persevera, como de costumbre, sin quitar un minuto: fiel, como un perrillo a los pies de su amo. Y esto, aunque vengan pensamientos inoportunos y hasta malos. Aquel día, es seguro, habrás merecido más con tu perseverancia y habrás consolado más a Dios” [2] .

A finales de 1932 Escrivá imprimió en un primitivo velógrafo 246 breves puntos de meditación, sacados principalmente de sus notas personales y basados en su propia experiencia y en la de aquellos que acudían a él para la dirección espiritual. Distribuyó el texto a la gente con la que tenía contacto personal. En 1934 revisaría y expandiría esta colección de puntos de meditación y los prepararía para ser publicados privadamente con el título de “Consideraciones Espirituales”. Inmediatamente después de la Guerra Civil Española publicaría una versión corregida y aumentada con el título de “Camino”. El libro se convertiría en un “best seller”, con cerca de cinco millones de ejemplares vendidos en más de 40 idiomas.

Escrivá aconsejaba a los que acudían a él que abrazaran la Cruz de Jesucristo y vivieran una vida de sacrificio. Pero no les sugería que imitaran la rigurosa penitencia que él practicaba personalmente. En primer lugar subrayaba la amable y animosa aceptación de las dificultades del día y los sacrificios que exigía el cumplimiento de sus obligaciones. “A menudo”, les decía, “una sonrisa es la mejor mortificación”. Cuando hablaba de hacer alguna mortificación corporal, las prácticas que sugería eran moderadas.

El ascetismo que Escrivá aconsejaba era lo que llamaba “ascetismo sonriente”, reflejo de su propia experiencia. La severa penitencia que practicaba personalmente no le volvía triste o malhumorado. Al contrario, la gente que le conocía se sorprendía de su alegría y buen humor. Un atento observador podría conjeturar que el sufrimiento era parte de su vida, pero nunca habló a nadie más que a su director espiritual de las penitencias que realizaba o de las dificultades que pasaban él y su familia. Tenía pronta la sonrisa y un calido y contagioso sentido del humor.

Decía a los miembros de la Obra que debían ser alegres y estar contentos, no a pesar de los problemas y sufrimientos que tuvieran que soportar y de las penitencias que realizaran, sino a causa de ellos. Su fe le llevaba a ver la mano amorosa de Dios detrás de todo y a encontrar en todo la Cruz de Cristo, que era, escribió en una ocasión, “identificarse con Cristo, es ser Cristo, y, por eso, ser hijo de Dios” [3] . E identificarse con Cristo y ser hijo de Dios era la fuente de una profunda felicidad sin importar lo grande que fuera el sufrimiento. “La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. -Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada” [4] .

[1] Amadeo de Fuenmayor, Valentín Gómez–Iglesias, José Luis Illanes. Ob. cit. p. 57, nota 16

[2] José Miguel Pero-Sanz. Ob. cit. p. 134

[3] Lucas F. Mateo-Seco, Rafael Rodríguez-Ocaña. Ob. cit. p. 30

[4] Josemaría Escrivá de Balaguer. Ob. cit. n. 758