Un sueño cumplido para decirle adiós a la vida por todo lo alto

Con dos décadas de convivencia y tres hijas a la espalda, esta pareja -Álex y Blanca- no va a permitir que el cáncer también les arrebate su gran ilusión.

Álex y Blanca con sus hijas Alejandra, Natalia y Leonor. Foto: Raquel Cano / El Confidencial

El Confidencial La boda de Álex y Blanca: un sueño cumplido para decirle adiós a la vida por todo lo alto

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Como otras tantas novias en estas fechas, Blanca corre de un lado para otro para cerrar los detalles de su boda religiosa. Se casa hoy. Pero estos preparativos son más bien una proeza que pasa por organizar el gran evento con solo diez días de margen mientras sigue trabajando, pendiente de sus tres hijas y un novio –o marido, con el que está casada por lo civil desde hace cerca de veinte años– que recibe un tratamiento paliativo de su enfermedad en un centro de Madrid.

Cuando hablamos con esta pareja en el Hospital Laguna, a 48 horas del gran día, Álex se acaba de probar el traje que le ha traído Blanca. La camisa le queda un poco justa pero la chaqueta y el pantalón parecen hechos a medida y el color le encanta. “Al final el más ilusionado con la boda es él, estos días se tuvo que tomar un ansiolítico”. Fue Blanca la que hincó rodilla hacia las diez de la noche del pasado 21 de junio. “¿Estás loca?”, respondió incrédulo. “Claro, amor, si habíamos esperado tanto tiempo…”.

“Ella siempre quiso la boda religiosa, es su sueño. Estuve postergándola hasta que por fin decidí, bueno, si le hace ilusión y a mí no me afecta ni nada, que no tiene por qué… ’Adelante, planea la boda’, le dije”, relata Álex. Y cuenta orgulloso cómo su esposa ha buscado “lo más económico, lo más bonito y más práctico” para que al salir del hospital no le sea difícil llegar y esté bien atendido. “Entonces, va a salir una boda de aquí”, dice Álex sentado junto a un gran ventanal de un hospital que no huele a hospital.

Álex y su familia están siendo atendidos en este centro especializado en cuidados paliativos, concertado con la Comunidad de Madrid, que tiene detrás a la Fundación Vianorte-Laguna; el único hospital monográfico en esta disciplina de España junto con el de la Fundación Cudeca en Benalmádena, Málaga, centrado en tratamientos oncológicos. En Laguna, además de ofrecer atención especial en cuidados paliativos para todo tipo de patologías tanto en hospital como a domicilio, se encuentra la única unidad pediátrica de día, y este verano, una Unidad de Respiro para niños con enfermedades raras y avanzadas que será gratuita para familias sin recursos. También cuenta con una unidad integral para enfermos de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, asiste a personas mayores y brinda asesoramiento a los familiares de los pacientes. Al año, pasan por sus pasillos forrados con madera, por sus salas de reunión de colores cálidos y por su enorme terraza soleada al menos medio millar de pacientes. “Aquí ha evolucionado bien. Le ha vuelto el apetito, han controlado su dolor y nos lo llevaremos a casa porque también él nos extraña”, dice Blanca.

Ensanchar los días, no alargarlos

De lo que se trata, dice Alonso García de la Puente, psicólogo del Programa de atención integral a personas con enfermedades avanzadas de la Obra Social 'la Caixa' y trabajador del Hospital Laguna, es de “dar vida a los días, no de dar días a la vida”. “Los pacientes lo que no quieren es sufrir, y a eso nos dedicamos”, explica. La propia Blanca recuerda cómo se sobrecogió cuando, en el último ingreso de Álex en urgencias, una enfermera mencionó dos palabras: cuidados paliativos. Un término que conlleva aceptar que se acerca el fin y que "tiene una pinta diferente a lo que luego vives". "Nadie decía que yo no pudiera cuidarle, sino que simplemente no iba a estar en mi manoatender los dolores derivados del cáncer que él iba a ir sintiendo y lo malito que se iba a ir poniendo. En cambio, los médicos y las enfermeras del centro sí estaban capacitados". Se trataba de controlar la situación, de que alguien pudiera frenar los dolores cuando se acercara la nube negra.

"Los cuidados paliativos tienen todas las armas terapéuticas para poder manejar muy bien los fármacos cuando ya la situación es de no curación y, sin embargo, con ese buen manejo y ese cuidado fino de los detalles, haces una medicina personalizada en el momento más importante de la vida, que es el final", define la médico de familia de Laguna Yolanda Zuriarráin. Porque aunque esta disciplina, más extendida en la medicina anglosajona, lleva tres décadas en constante desarrollo en España aún suscita entre algunos pacientes cierto resquemor "por desconocimiento".

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Ana Gómez

El Confidencial