José Orlandis

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

Un ejemplo llamativo de esas “gracias tumbativas” es la vocación de José Orlandis, que pidió la admisión en el Opus Dei en Valencia en 1939. Su historia no es única, pero en sus sus memorias proporciona un relato detallado de su experiencia. Orlandis había empezado la carrera de Historia cuando estalló la guerra, durante la cual sirvió como oficial en el ejército nacional. En agosto de 1939 estaba destinado en Mallorca y decidió pedir un permiso de estancia en Valencia. Quería aprovechar la convocatoria extraordinaria de exámenes para quienes habían visto interrumpidos sus estudios por la guerra. Como era imposible predecir la duración de los exámenes, el permiso no fue fijado por un periodo exacto, sino hasta el final de las pruebas.

En Valencia, Orlandis se encontró con su viejo amigo Casas Torres, que acababa de incorporarse al Opus Dei. Casas Torres le sugirió que asistiera al retiro para estudiantes universitarios que Escrivá predicaría en el Colegio del Beato Juan de Ribera a partir del 10 de septiembre. Orlandis dijo que acudiría si le daba tiempo entre el final de los exámenes y la fecha en la que debía regresar a Mallorca.

Aunque no amenazaba directamente a España, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el 1 de septiembre de 1939, puso al Ejército en estado de alerta. Para evitar el pánico, las autoridades militares no anularon inmediatamente todos los permisos y Orlandis pudo seguir en Valencia para acabar los exámenes. Sin embargo, la tensa situación internacional aumentaba la presión sobre Orlandis para que regresara a su unidad lo antes posible. Reservó un pasaje de regreso a Mallorca para el 11 de septiembre y le dijo a Casas Torres que no podía asistir al retiro.

A punto de dejar Valencia, Orlandis fue a despedirse de don Antonio Rodilla, a quien conocía tiempo atrás. Se lo encontró con Escrivá en una calle cercana a la catedral. Después de presentarse, le explicó los motivos por los que no podría asistir al retiro: había terminado sus exámenes, se le había acabado el permiso, había comenzado una nueva guerra y ya tenía comprado el billete para volver a su unidad. Para su sorpresa, Escrivá no pareció impresionado: “Pues también puedes hacer otra cosa: si tienes el billete, vas y lo cambias por otro para el barco siguiente; y mañana empiezas el curso de retiro. Y si a la vuelta el coronel te arresta, muy bien, que te arreste: cumples el arresto” [1] . Sorprendentemente Orlandis, que no conocía a Escrivá de nada, respondió “muy bien, Padre” y fue directamente al despacho de billetes para cambiar su pasaje por otro en el barco de la semana siguiente.

Durante el retiro, Escrivá sugirió a los participantes que rezaran por Polonia, recién invadida por Alemania, pero el tema central fue su llamada para seguir a Cristo. Escrivá usaba frecuentemente los textos del Evangelio que narran la vocación de Nuestra Señora, la del joven rico que rechazó la invitación de Cristo a seguirle, y la de Bartimeo, el mendigo ciego, que respondió generosamente a la llamada de Jesús y fue curado. En conversaciones privadas, tanto Escrivá como del Portillo le explicaron a Orlandis la vocación al Opus Dei. El 14 de septiembre de 1939 pidió pertenecer a la Obra. En sus memorias, después de narrar su vocación, escribe: “Es posible que alguien esboce una sonrisa irónica y diga para sus adentros: hablando el propio Fundador y con la enorme personalidad humana que tenía, ¿quién sería capaz de resistirse? A ese escéptico se le podría responder que el atractivo de una gran personalidad puede explicar un arranque entusiasta, pero no una perseverancia de más de medio siglo. Esta sería imposible –y más en el Opus Dei- sin llamamiento de Dios y sin ayuda de la gracia” [2] .

Cuando Orlandis regresó a su unidad una semana después, el coronel no le hizo ninguna pregunta.

[1] José Orlandis. Ob. cit. p. 37

[2] Ibid. p. 47