Monseñor Javier y fray Jesús, dos amigos y hermanos obispos: unidos en la catedral

Artículo de Fidel García Martínez, con motivo del funeral del prelado del Opus Dei que presidió Mons. Jesús Sanz en Oviedo.

Mons. Javier Echevarría.

Ecclesia Monseñor Javier y fray Jesús, dos amigos y hermanos obispos: unidos en la catedral

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Monseñor Javier Echevarría fue un fiel hijo de la Iglesia Católica. Sabía que él estaba de paso, y el OPUS como don de Dios a la Iglesia continuaría su misión apostólica. Quien mejor conoció a Monseñor Javier, es el actual vicario auxiliar Fernando Ocáriz, hasta la próxima elección del futuro Padre del Opus, está haciendo las veces de prelado y quien ha recogido las últimas palabras de Monseñor Javier Echevarría que revelan muy bien lo que fueron sus 22 años al frente de Prelatura y que reflejan prudencia, humildad y realismo. Sabía muy bien que no tenía el carisma de sus grandes antecesores por eso afirmaba:” Quiero apoyarme en vosotros. Os necesito. Yo ya estoy de paso. La prelatura del Opus Dei está en vuestras manos. Sostened al prelado, sea quien sea.

Monseñor Echevarría era un sacerdote sencillo y humilde con una gran preparación teológica al servicio de la Iglesia y muy fiel al Papa Francisco. Trabajador incansable por conservar y aumentar el gran legado que dejó el Padre fundador de la Obra. Fue un ejemplo de entrega y generosidad y como ha dicho el vicario del Opus Dei en España, Ramón Herrando, una persona muy alegre y fiel al querer de Dios.

Son muchas las personas de todo el mundo que directa o indirectamente ha sido formadas o lo son actualmente, de todas la edades y condiciones, en los principios apostólicos del Opus Dei, que no son otros que tratar de conseguir la honradez y honestidad católicas en la vida de todos los días, lo que en estos momentos de pesar recuerdan a la persona bondadosa y entrañable de Don Javier Echevarría, rezando por su eterno descanso. Ayer La Catedral de Oviedo fue uno de los templos que con más emoción despide al prelado del Opus y testigo excepcional del legado de San José María, como manifestó con sobria, poética y emocionada palabra el Arzobispo, Fray. Jesús, quien no sólo fue discípulo de Don Javier, sino un amigo entrañable y solícito. Solo tuvo un lamentó sumiso y sentido el Arzobispo, y fue el que Don Javier se hubiera muerto sin cumplir la promesa que le hizo: asistir al centenario de la coronación de la Santina, que se celebra el próximo y cercano 2017. Cientos de personas asistieron a la sentida y emocionante ceremonia fúnebre con recuerdo agradecido.