Nuevos miembros y traslado de Zorzano a Madrid

"La fundación del Opus Dei". Libro escrito por John F. Coverdale, en el que narra la historia del Opus Dei hasta 1943.

A pesar de este desfavorable ambiente, Escrivá aprovechó la ausencia de muchos residentes en abril, durante las vacaciones de Semana Santa, para predicar un curso de retiro en la academia DYA. Fue el primero que se haya predicado en un centro del Opus Dei. Durante el retiro, al igual que en los días de retiro mensual, Escrivá insistió en la necesidad de estudiar y de tener vida de piedad para llevar la sal y la luz de Cristo a la sociedad. Era dolorosamente consciente de los males que atormentaban a la sociedad española, pero animaba a los estudiantes a no dejarse absorber por las actividades políticas hasta el punto de fracasar en su preparación profesional y espiritual. Sin subestimar los problemas políticos y sociales, les urgía a centrarse en sus raíces espirituales: “Un secreto. Un secreto, a voces: estas crisis mundiales son crisis de santos. Dios quiere un puñado de hombres ‘suyos’ en cada actividad humana. Después... ‘pax Christi in regno Christi’ -la paz de Cristo en el reino de Cristo” [1] .

En medio del torbellino político y social de la primavera de 1936, la oración, el sacrificio y los esfuerzos apostólicos de Escrivá y de los otros miembros de la Obra fueron recompensados. A mediados de abril, Vicente Rodríguez Casado, que estudiaba Derecho e Historia en la Universidad de Madrid, se incorporó al Opus Dei. Unos días después, durante el viaje a Valencia, Escrivá conoció a un joven estudiante de Filosofía, Rafael Calvo Serer, directivo de la Asociación de Estudiantes Universitarios Católicos en Valencia. En marzo, aprovechando sus viajes a Madrid por asuntos de la Asociación, Calvo Serer habló con Escrivá varias veces. El 19 de marzo, fiesta de san José, Escrivá le explicó el Opus Dei y le invitó a considerar su posible vocación. En aquella ocasión Calvo le había respondido, medio en broma, que ya había caído en sus redes... Ya en Valencia, tras una larga conversación con Escrivá paseando por las calles de la ciudad, también solicitó la admisión en la Obra.

A mediados de 1936, el Opus Dei tenía ya diecinueve miembros. Escrivá se sentía feliz con las nuevas vocaciones, pero necesitaba ayuda de los mayores para ampliar los apostolados de la Obra. En particular le urgía el deseo de apoyarse más firmemente en Zorzano, quien vivía en Málaga desde antes de pedir la admisión en el Opus Dei. En los últimos meses la situación de Zorzano se había vuelto muy difícil. La ciudad era un hervidero de actividad de la izquierda radical. En general, los hombres que trabajaban directamente para él le respetaban y apreciaban su honradez y su interés por ellos. Pero como ingeniero y como católico, Zorzano era detestado por los obreros que no le conocían personalmente. Un día un antiguo alumno suyo de la Escuela Técnica le informó de que un grupo de trabajadores anarquistas y comunistas planeaban asesinarlo. No habría sido prudente seguir mucho más tiempo en Málaga.

No era la primera vez que Zorzano había pensado trasladarse a Madrid. Durante años había buscado un trabajo en la capital porque sentía la necesidad de tener más contacto con Escrivá y con los demás de la Obra. Pero en plena crisis económica no había surgido ninguna oportunidad. La prevista expansión de DYA y la próxima apertura de una academia y residencia en Valencia le brindaron la posibilidad de trabajar en Madrid.

Vallespín se trasladaría a Valencia para comenzar la nueva residencia y Zorzano estaría al frente de DYA en Madrid, donde también pondría en marcha la nueva sección de estudios de ingeniería. Desde un punto de vista económico el puesto de director de DYA no era lucrativo, pero Zorzano tenía un familiar que se disponía a empezar negocios en Madrid: colaboraría con él y así obtendría más ingresos con los que llegar a fin de mes. A primeros de junio se trasladó a Madrid. En su nuevo cargo tendría la oportunidad de poner en práctica su formación técnica y su experiencia docente. También le permitiría contribuir de modo más directo al apostolado del Opus Dei en Madrid.

[1] Josemaría Escrivá de Balaguer. Ob. cit. n. 301