Paola puso freno al maltrato

Cada mes ofrecemos una experiencia de oración a los más pobres del barrio. Nos vamos con ellos a un pueblito A una de estas experiencias vino Paola con sus dos hijos. No tenía muchas ganas, pero al final aceptó porque le insistimos mucho, ya que se la veía muy triste...

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Publicado en Alfa y Omega

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Cada mes ofrecemos una experiencia de oración a los más pobres del barrio. Nos vamos con ellos a un pueblito, Cubas de la Sagra (Madrid), donde nos dejan una casa muy simpática con jardín y capilla. A una de estas experiencias vino Paola con sus dos hijos. No tenía muchas ganas, pero al final aceptó porque le insistimos mucho, ya que se la veía muy triste. Después de orar, comer bien, y descansar, tuvo una fuerte conversión. En aquel fin de semana decidió cambiar de vida.

Después de orar, comer bien, y descansar, tuvo una fuerte conversión. En aquel fin de semana decidió cambiar de vida

Vivía con su pareja, un hombre agresivo que la maltrataba y la humillaba delante de sus hijos de tres y nueve años. Aquel hombre embrutecido amenazaba con perseguirla si se escapaba de casa. Además, ella no tenía ingresos para mantenerse.

Después de hacer oración decidió dejarlo y le ofrecimos venir a vivir con sus pequeños a la residencia familiar de la parroquia, de acogida a mujeres con problemas.

Aquel hombre embrutecido amenazaba con perseguirla si se escapaba de casa. Además, ella no tenía ingresos para mantenerse

Cuando aquel hombre se enteró, se presentó en la puerta amenazándola. Tuvimos que salir a tranquilizarlo. Al cabo de un rato se marchó y le dio una paliza a la hermana de Paola. Fue denunciado, pero no pusieron una orden de alejamiento y teníamos miedo de que volviera.

Paola se refugió con nosotros y empezó a recuperar su dignidad. A los niños se los veía más contentos. Comían en el comedor –con más apetito que antes– y vivían tranquilos en la residencia. Aquel hombre no volvió más.

Paola se refugió con nosotros y empezó a recuperar su dignidad. Al cabo de dos meses, Paola encontró trabajo

Al cabo de dos meses, Paola encontró trabajo. Después de tres meses, pudieron pagar un alquiler y ahora viven felices en un pisito. Vienen a comer al comedor y participan en todo lo que pueden. Ella se ha dado cuenta de que vivía como esclava por el miedo, y ahora es libre y feliz. Por fin vemos a esos niños sonreír y estar tranquilos.

José Manuel Horcajo / Párroco de San Ramón Nonato