Para formar buenas personas

Formar a un hijo no es fácil. El 33% de los padres reconoce no saber hacerlo bien. Y si se le quiere formar además cristianamente, la tarea se complica. Para resolverlo, un grupo de familias de Albacete sostiene desde hace 25 años un club donde sus hijos estudian, se entretienen y aprenden a rezar y a tratar a los demás. Recogemos una noticia publicada en un diario local.

Padres, madres y niños del club albaceteño.

Hace 25 años, un grupo de padres preocupados por la formación de sus hijos decidieron unirse y crear lo que actualmente conocemos como Club Juvenil Nerpio, una agrupación implicada en la educación en valores humanos y cristianos de los chavales que no escatima en la organización de actividades de los más diversas, desde apoyo escolar durante la semana, hasta encuentros deportivos y eventos más lúdicos en el fin de semana.

Enseñar a los estudiantes desde 5º de primaria hasta 2º de bachillerato a administrar su propia libertad y aprovechar mejor el tiempo extraescolar en un clima de amable convivencia y de fomento de las virtudes humanas y cristianas es el objetivo de la Asociación Juvenil Club Nerpio.

Jesús Gil, director de la organización, comentaba que el carácter participativo y solidario impera en todas y cada una de las actividades, tanto formativas como lúdicas que se desarrollan en este verdadero ‘Club de amigos’.

La responsabilidad de la actividad formativa del Club Nerpio está encomendada a la Prelatura del Opus Dei, institución de la Iglesia católica; por tanto, el respeto y la formación en el ámbito de la Iglesia es una de las bases de la asociación.

Con sede en la calle Concepción, número 23, y calle San Antonio 2, el Club Nerpio es como una segunda casa para los chavales, que encuentran aquí una oferta extraescolar excepcional para optimizar su rendimiento académico. Esto se consigue, tal y como nos contaba Jesús, ayudándoles a planificar su propio estudio, facilitándoles una autoevaluación de su rendimiento, y consolidando su hábito de estudio. Para ello disponen de tres salas de estudio, una para el trabajo individual, otra para trabajar en grupo y otra para realizar consultas individuales.

Pero no sólo la parte académica es importante para la formación de los jóvenes. “Se trata además de que sean buenas personas”, dice Jesús. El aspecto lúdico también es especialmente mimado por la Junta Directiva del Club Nerpio. Así, el deporte es una de las ofertas más demandadas por los chicos, que disponen de las instalaciones deportivas que el Instituto Municipal de Deportes cede a la organización para tal fin.

Los chavales más imaginativos o los deseosos de nuevas experiencias también ocupan un lugar destacado en el Club Nerpio, que cuenta con un novedoso taller de inventos, un taller de magia, encuentros de cine, teatro y todas aquellas alternativas que los padres y los chavales propongan. Este verano han realizado viajes lúdico-formativos para hacer cursos de inglés en Asturias, Huesca y también en la Región, en Cuenca, concretamente.

La unión de la familia es otra de las máximas que persigue el Club Nerpio, que da especial protagonismo a la opinión de los padres. Así, para fomentar una jornada de convivencia, por séptimo año consecutivo se organiza el denominado ‘Rally familiar’, que consiste en una especie de campeonato al volante de los coches, que hacen un recorrido superando pruebas de ingenio y de habilidad en las que participan todos los miembros de la familia.

El seguimiento del rendimiento de los chavales es una prioridad para los padres, que además de confiar a sus hijos al Club Nerpio tienen que hacer una importante tarea en casa. Todo para construir el futuro de los jóvenes. Por la experiencia de este cuarto de siglo de trabajo, esta forma de organización funciona. Los chavales que han recibido apoyo en el club vuelven para aportar también algo a los niños más pequeños, actuando así ellos mismos de jovencísimos monitores de sus compañeros. En el acto de compartir está su felicidad.

Isabel del Rey / 'El Pueblo de Albacete'