Sumergida en una encrucijada multicultural

Elena García Clavel es murciana. Estudió Magisterio y Psicopedagogía en Madrid donde trabajó 11 años. El 29 de junio de 2008 “aterrizó” en Johannesburgo para colaborar en la labor que el Opus Dei desarrolla en Sudáfrica y trabajar en Komati Foundation, una ONG que promueve el desarrollo humano, social y económico de las personas –especialmente de las mujeres– favoreciendo la unidad social del país.

Johannesburgo

Desde que vivo en Johannesburgo me doy cuenta de que Sudáfrica es un país joven con ganas de crecer y considerado por el resto de África como la puerta al mundo. Lo único que necesita es tiempo para progresar, madurar, aprender a convivir mucha gente de todas las razas bajo una misma tierra…. Quieren y están trabajando en esta línea, pero no hay que olvidar que fue en 1994 cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas y libres. El reto es grande y lento. Hay que tener paciencia pues hay que reconstruir a la persona humana y su dignidad a través de la formación y el trabajo.

Es un país precioso con grandes extensiones de tierra, unos atardeceres y amaneceres maravillosos y unos animales en estado puro y salvaje. Es muy fácil llegar a Dios a través de la naturaleza en África. Enseguida te viene a la mente una palabra de agradecimiento por la maravilla que Dios nos ha dado para que la cuidemos y la disfrutemos.

'Mi trabajo diario consiste en buscar fondos para sacar adelante los proyectos de KFWD. Es una tarea gratificante porque palpas a diario la generosidad de la gente'

Al poco de llegar a Sudáfrica empecé a trabajar en Komati Foundation , una organización sin ánimo de lucro fundada en 1999 y con sede en Johannesburgo, que promueve activamente la transformación de la sociedad sudafricana en los campos de la educación, el desarrollo humano y bienestar social.

El 29 de Mayo del 2002, Komati creó una comisión especializada en proyectos de desarrollo relacionados con la mujer y la infancia, constituyendo Komati Foundation Women Development (KFWD), que trabaja al servicio de la mujer sudafricana porque considera clave su protagonismo en los procesos de desarrollo del país.

Eikenhoff Social Project & Vlakfontein Social Project es un proyecto de refuerzo escolar a 33 km del sur de Johannesburgo, que realizamos con la colaboración de 15 universitarios y del que se benefician 500 niños de edades comprendidas entre los 6 y 18 años.

Mi trabajo diario consiste en buscar fondos para sacar adelante los proyectos de KFWD. Es una tarea gratificante porque palpas a diario la generosidad de la gente. Muchas veces, cuando aparecen las facturas o los presupuestos,  pienso ¡esto me supera!: diferencias culturales, idiomáticas, climáticas, profesionales, “sin un duro” y con crisis económica… El reto está servido pero, aunque nos encontramos con dificultades, contamos también con donantes y beneficiarios que con su ánimo y apoyo incondicional –material y espiritual– hacen posible el día a día en esta tierra.

Aquí, cada vez que te encuentras con alguien, lo normal es saludar y preguntarle cómo está antes de abordar cualquier otro tema. Esos dos segundos que dura la introducción ayudan a una europea a pararse y dar a la persona que tienes enfrente el valor que tiene. Siempre te encuentras con una sonrisa en su rostro que te hace exclamar: ¡Esta gente sonríe y no tiene nada, porque a nivel espiritual tienen mucho!

Komati Foundation Women Development trabaja al servicio de la mujer sudafricana porque considera clave su protagonismo en los procesos de desarrollo del país.

Johannesburgo es una capital de contrastes. Existe una gran diferencia entre ricos y pobres: dos mundos en una misma ciudad. El apartheid destruyó la dignidad humana y el sentido real de la libertad. Al negro se le despojó de todo. A pesar de ello, es asombroso y ejemplar el sentido espiritual. Su referencia a Dios es constante. Hablan sin pudor de Él y le agradecen todo lo que tienen (no en sentido material, sino que agradecen la vida, la tierra, etc.). Por ejemplo, el otro día iba en el coche y en uno de los semáforos me paró un vagabundo para pedir una limosna. Yo la verdad es que iba pensando en otra cosa y no le hice mucho caso, pero debía tener la cara seria, porque me dijo “perdona; no te preocupes porque Dios te quiere mucho”. Le miré y no pude menos que darle las gracias y sonreír. También me sorprende que para agradecerte algo te digan “God bless you”; en efecto, para ellos la bendición divina tiene un gran valor.

Los Proyectos de KOMATI

Eikenhoff Social Project & Vlakfontein Social Project es un proyecto de refuerzo escolar a 33 km del sur de Johannesburgo, que realizamos con la colaboración de 15 universitarios y del que se benefician 500 niños de edades comprendidas entre los 6 y 18 años. A través de las actividades que desarrollamos se han mejorado las condiciones materiales del Colegio y se ha dignificado la educación que reciben los estudiantes. También se ha prestado una ayuda importante para la protección de los menores, promoviendo actividades y la formación en valores entre ellos.

Uno de los proyectos que tiene en marcha KFWD es la Escuela de Hostelería Westold Hospitality Training que comenzó en el 2004. A través de ella proporcionamos una formación profesional de calidad para capacitar a las mujeres y favorecer la búsqueda de un empleo en este sector. Desde esa fecha, 175 mujeres se han beneficiado de esta formación, convirtiéndose en promotoras líderes que contribuyen al desarrollo de sus comunidades.

Yo la verdad es que iba pensando en otra cosa y no le hice mucho caso, pero debía tener la cara seria, porque me dijo “perdona; no te preocupes porque Dios te quiere mucho'

En periodos vacacionales recibimos a grupos de voluntarios de Europa, América y Australia, para ayudarnos en los Social Work Camps de la zona de Atteridgeville (a 40 km. de Johannesburgo). Es una experiencia increíble de la que ya se han beneficiado 1.083 niños de entre 3 y 18 años, 22 profesores y bastante voluntarios. Valentina y Gema –voluntarias de Madrid que vinieron el año pasado–  nos dejaron unas palabras que no me resisto a escribir porque describen bien el ambiente en el que trabajamos: “Me han impactado las enormes diferencias sociales que, tristemente, siguen estando relacionadas con el color. Unos viven en burbujas rodeados por alambradas y custodiados por agresivos perros, y otros en casas indignas y destartaladas (…). Podría ser grandioso el potencial de esta gente y de este país con la educación y los recursos necesarios. Quizás podrían dar una lección al mundo. Quizás lo hagan. Por eso veo positivo el intercambio cultural de estos días. Ellos han llenado nuestros corazones de humildad, generosidad y alegría; y nosotros les hemos aportado energía y algunos conocimientos”.

Dos voluntarias escribieron después: 'Ellos han llenado nuestros corazones de humildad, generosidad y alegría; y nosotros les hemos aportado energía y algunos conocimientos'