“Tomé la resolución de sonreír más yo también”

Testimonio de Roger Bissonnette, mecánico y conductor de autobuses escolares en la ciudad canadiense de Quebec. Vive con su mujer en Côteau-du-Lac. Tienen dos hijos adultos.

Vi tertulias filmadas de san Josemaría y una cosa que me impresionó fue su sonrisa alegre y contagiosa. Después, conocí a gente que tenía también una sonrisa auténtica. Tomé la resolución de sonreír más, a pesar de las contrariedades que a veces me encontraba en el trabajo. Un amigo me preguntó cómo hacía para estar siempre de buen humor. Yo no sabía qué contestarle y le dije que había aprendido esto de Josemaría Escrivá. Mi mujer dice que mi carácter se ha suavizado, que ha perdido algunas asperezas típicas de los mecánicos.

Practicaba mi fe, iba a misa todos los domingos pero jamás se me ocurrió que podía buscar la santidad. Eso, pensaba, es sólo para sacerdotes y religiosos. Pero cuando mi mujer me dio a leer algunas de las homilías de san Josemaría, descubrí que yo también podía llegar a ser santo. Fue una gran novedad.

Tenía la mala costumbre de decir groserías cuando me topaba con contrariedades a lo largo del día, pero me di cuenta de que tenía que dar buen ejemplo, y cambié mis hábitos. Como en muchos garajes mecánicos en la región, en las paredes del mío había ciertos calendarios no muy apropiados. Decidí quitarlos.

Al principio no fue fácil poner en práctica lo que iba oyendo. Pero aprendí que Dios es un Padre que nos ama a pesar de nuestras flaquezas, y que debía procurar continuamente comenzar y recomenzar.

Este relato ha sido publicado en el folleto "La alegría de los hijos de Dios", de Alberto Michelini. © 2002 Oficina de Información del Opus Dei.