Altair: 60 años en los barrios de Sevilla

El colegio sevillano cumple su sesenta aniversario en 2027. ABC Sevilla ha publicado un reportaje en el que destaca que durante estos años más de doce mil alumnos se han beneficiado de una educación cristiana y de calidad para servir a la sociedad.

A principios de los años 60, san Josemaría animó a personas y cooperadores del Opus Dei a poner en marcha un centro educativo en las zonas necesitadas de Sevilla que fuese una extensión de la educación que daban las familias a sus hijos y un referente de calidad y profesionalidad en la ciudad, tal y como lo cuenta Luis Augusto Pascual en su libro 'Altair, medio siglo con sus barrios'. 

Con el trabajo constante y dedicado de familias y amigos del Opus Dei Altair abrió sus puertas en el año 1967. Por eso el colegio ya se prepara para celebrar su 60 aniversario, como recoge el diario ABC.


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De hecho, san Josemaría quiso que los beneficios obtenidos por la venta de su libro Camino fuesen destinados a construir este colegio, que a día de hoy da cobertura a los barrios tradicionalmente obreros de Sevilla: Juan XXIII, Amate, La Plata, Cerro del Águila, Los Pajaritos, La Candelaria, Torreblanca, etc. 

El colegio empezó en un bajo del tradicional barrio de Triana, para más tarde trasladarse a unos terrenos comprados a las afueras de Sevilla, rodeados de vaquerías y de casas de agricultores y ganaderos. El colegio también ha aprendido mucho de las personas provenientes de estos barrios, y la colaboración entre unos y otros ha sido siempre una seña de identidad. 

Inspiración cristiana del colegio y la huella en los antiguos alumnos

La inspiración cristiana de la institución está fundamentada en las enseñanzas de este santo de la Iglesia católica y su misión es formar a los alumnos para que sean buenos profesionales y buenos cristianos con la misión de transformar la sociedad en la que viven. Ya son más de doce mil alumnos los que han pasado por sus aulas y empiezan a llegar los hijos o incluso nietos de aquellos primeros que estrenaron las aulas en 1967. 

Cuando los antiguos alumnos hablan del colegio afirman que lo más importante que han recibido de Altair es una educación para la vida, una formación humana para llegar a ser personas alegres, optimistas, solidarias con los problemas y sufrimientos de la sociedad. En este sentido, el espíritu del Opus Dei, con su consideración del trabajo como medio de santificación para el cristiano corriente, ilumina toda la tarea formativa de Altair.

Ya en 1939 el fundador del Opus Dei tenía muy presente que estos colegios servirían para hacer el bien y apoyar a las familias que formaran parte de ellos: “En vuestra labor, tened muy en cuenta a los padres. El colegio -o el centro docente de que se trate- son los chicos y los profesores y las familias de los chicos, en unidad de intenciones, de esfuerzo y de sacrificio […]. Buscamos hacer el bien primero a las familias de los chicos, luego a los chicos que allí se educan y a los que trabajan con nosotros en su educación, y también nos formamos nosotros para formar a los demás. Los padres son los primeros y principales educadores, han de llegar a ver el centro como una prolongación de la familia”.