Efas: formación con raíces profundas

Los desvelos de San Josemaría por la promoción humana, económica y social del medio rural fueron recogidos por el ingeniero industrial Joaquín Herreros.

“Dos de mis hijos se han formado en las Escuelas Familiares Agrarias. Mi hija en la de Alcázar de San Juan, y mi hijo aquí, en Moratalaz. Mi marido y yo estamos muy satisfechos de cómo enseñan a chicos y a chicas. Porque además de enseñarles una profesión les dan una formación integra”.

Mediodía. Quien habla es Paula, madre de uno de los alumnos de la Escuela que ha finalizado sus estudios de Formación Profesional (…)

Es la clausura del curso. Constante bullicio de familias y amigos (…) El director, José María, el presidente del Comité gestor, Alfonso, y los profesores se afanan en disponer los últimos detalles para el acto, en el mismo espacio en el que momentos antes se había celebrado la Eucaristía, con masiva asistencia.

Esta utilización del mismo escenario para un acto litúrgico y una actividad escolar, me trae a la memoria lo que decía San Josemaría, cuando recomendaba vivir un “materialismo cristiano” sin cambiar de sitio y “realizar vuestro trabajo con perfección, a amar a Dios y a los hombres al poner amor en las cosas pequeñas de vuestra jornada habitual, descubriendo ese algo divino que en los detalles se encierra”.

Los desvelos de San Josemaría por la promoción humana, económica y social del medio rural fueron recogidos por el ingeniero industrial Joaquín Herreros, que pertenecía a la Obra desde 1949, y al que se unió en 1963 Felipe González de Canales. Así nacieron en España las Escuelas Familiares Agrarias, de modelo francés. “Lo más grave era la actitud conformista, sin esperanzas de los campesinos”, recuerda Herreros en su último libro. Castilla La Mancha cuenta con siete Efas y 590 alumnos.

De su dedicación inicial a la agricultura, las Efas han evolucionado hacia otras profesiones (electromecánica, carrocería, turismo, etc.) y a la ESO. Pero mantienen su propósito inicial: ayudar al desarrollo del medio rural, permaneciendo, en lo posible, los alumnos en su propio medio, insertándose profesionalmente y dinamizando su entorno. Este propósito ofrece un elocuente registro numérico: la EFA Moratalaz, con patronazgo de la Caja de Ahorros de Madrid, mantiene una permanente colaboración con más de 800 empresas, en las que los profesionales salidos de aquí han conseguido inmediata inserción laboral, nada menos que en un 90%.

Estos centros aportan al mercado del trabajo no sólo buenos profesionales, sino personas con formación integral: una formación profunda, en la que los padres participan activamente en el proceso educativo.

Son tan profundas las raíces que hasta el mismo nombre, Moratalaz, procede de un castillo árabe del siglo IX. Ya ha llovido.

Pedro Peral // La Tribuna de Ciudad Real