Rezar con Álvaro del Portillo

Durante el centenario de don Álvaro publicaremos textos suyos con motivo de los tiempos litúrgicos o fiestas señaladas. Comenzamos la serie con "Cuaresma y apostolado".

Álvaro del Portillo junto a san Josemaría.

Cuaresma y apostolado

“Creced en oración y penitencia. Considerad que aunque Dios no pierde batallas, aunque el diablo no puede prevalecer, la Trinidad Beatísima, en su misericordia infinita, cuenta en el tiempo, para esa victoria suya definitiva, con la correspondencia leal de sus elegidos, con la fidelidad de los que tiene llamados desde la eternidad, con nosotros. Empeñaos conmigo (…) en no defraudarle.

Álvaro del Portillo junto a san Josemaría.

Para esto, rezad más y mejor; trabajad más y mejor; lanzaos más y mejor a un apostolado sin pausas, decididos –dentro de la flaqueza de cada uno– a transformar toda vuestra jornada en reparación, que es la manera de amar de quienes se saben pecadores. Sed ambiciosos cada día; pedid gracias al Espíritu Santo, por la intercesión de la Virgen, de San José, de nuestro Fundador, para compensar tanta indiferencia y tanta deserción entre los cristianos. Nuevamente se repiten las escenas que tantas veces hemos leído en el Antiguo Testamento: Dios nos escuchará y adelantará la hora de la salvación de esta época nuestra, si encuentra –aunque seamos pocos en proporción- hombres de fe, mujeres de fe, que se dirigen a su infinita misericordia llenos también de esperanza, de amor.

¡Unos pocos!, me parece escuchar aquella exclamación que, para la vida espiritual, se cumple a la letra: dadme un punto de apoyo, y removeré el mundo. Es un grito que el Señor nos dirige a cada uno, para salvar a esta humanidad, que tan empeñada corre en una fuga de Dios.

Con vosotros y conmigo mantiene ahora el Señor ese diálogo. Somos los cristianos, eres tú (…), el punto de apoyo que Dios quiere necesitar para que la palanca de su gracia remueva y santifique el ambiente.” (Carta, 1-III-1976, 14)