Hemos recibido algunos comentarios recientes en relación con noticias difundidas a partir de 2010, que hacen referencia a un tráfico ilegal de bebés y adopciones irregulares, ocurrido en España entre 1950 y 1990, con supuestas tramas integradas por médicos, sacerdotes y monjas, jueces y notarios. Hay denuncias de mujeres que afirman que, al dar a la luz a un hijo, les dijeron que había nacido muerto y ya no lo vieron más, pero ellas sospechan que se lo robaron y se lo dieron a otra pareja.

Según estas denuncias, habrían operado en las maternidades tramas mafiosas que traficaban con niños, durante un periodo que iría desde la posguerra a los primeros años de la democracia. En poco tiempo, surgieron numerosas asociaciones, plataformas, observatorios, y también documentales y varios libros.

Después de contabilizarse unas 2.000 denuncias, fueron admitidas a trámite algo más de 500. Los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Hasta el momento, ninguna investigación judicial ha logrado probar nada.

“No conocemos ningún caso en el que se haya podido confirmar el robo de bebés. Lo que sí hemos visto es que era cierto lo que les dijeron a los padres: que el bebé había fallecido”, señala el biólogo Antonio Alonso, experto en genética forense, después de realizar un informe técnico y recogido por el diario El País.

Las referencias al Opus Dei, aparecidas en los años 2011 y 2012, fueron muy escasas. La oficina de información desde el principio se mostró disponible para aclarar la verdad. Se explicó que expresiones como “vinculado”, “muy próximo”, o referencias a haber estudiado en una universidad obra corporativa de la Prelatura, son simplemente lugares comunes, sin base alguna.

A propósito de esto queremos aclarar y confirmar que el Opus Dei no tiene nada que ver con estas imputaciones. Tampoco nos consta que personas del Opus Dei tuvieron relación alguna con este tipo de casos, en el supuesto de que sean reales.