José María Casciaro: 'Vale la pena'

Ha fallecido en Pamplona José María Casciaro, quien conoció el Opus Dei en 1940 siendo muy joven. Aun sin haber iniciado sus estudios universitarios, pudo convivir con el Fundador y con los primeros fieles de la Obra. Estos recuerdos los relató en un libro cuyo título cobra hoy más sentido: 'Vale la pena'.

D. José María Casciaro con algunos de los primeros miembros del Opus Dei.

Ha fallecido en Pamplona José María Casciaro, quien conoció el Opus Dei en 1940 siendo muy joven. Aun sin haber iniciado sus estudios universitarios, pudo convivir con el Fundador y con los primeros fieles del Opus Dei. Estos recuerdos los relató en un libro cuyo título cobra hoy más sentido: 'Vale la pena'.

José María Casciaro nació en Murcia en 1923. Conoció el Opus Dei de labios de su hermano mayor Pedro, quien pertenecía a la Obra desde 1935. Durante la guerra civil española y tras la contienda, Pedro animó a su hermano pequeño a llevar una vida cristiana recta. Cuando, en abril de 1939, José Mª pudo conocer por fin a San Josemaría, comenzó a plantearse la vocación al Opus Dei.

Con apenas 17 años, pudo convivir durante un tiempo en Madrid con el Fundador y algunos de los primeros fieles de la Obra: Isidoro Zorzano, Álvaro del Portillo, Juan Jiménez Vargas, etcétera. Por su corta edad, tuvo además especial cercanía a la madre y la hermana del Fundador, que fueron un apoyo fundamental para el desarrollo de la Obra en sus inicios. Más tarde, José Mª Casciaro se doctoró en Filosofía y Letras y fue profesor adjunto de Filología Semítica en la Universidad de Madrid. En 1951 fue ordenado sacerdote.

Con motivo de su fallecimiento en Pamplona, reproducimos a continuación algunos párrafos de su libro 'Vale la pena. Tres años cerca del Fundador del Opus Dei: 1939-1942' (Ed. Rialp).

"El verano de 1939 había sido intenso y me había puesto en frecuentes contactos con la actividad profesional y apostólica de algunos fieles del Opus Dei. La pequeña llama difusa de la entrega a Dios comenzaba a tomar perfiles más definidos. lo que había visto en el Fundador de la Obra y en aquellos hombres se me hacía cada vez más profundo. Las virtudes que veía en ellos eran manifestación exterior de sus disposiciones internas de respuesta generosa a las gracias divinas (...)".

José María Casciaro con sus padres, el día de su ordenación sacerdotal.

"A trancas y barrancas, en medio de las vicisitudes de la guerra y de las posguerra, desde un estado de alejamiento religioso, había ido cambiando a una vida cada vez más acorde con lo que debe ser la existencia cristiana: prácticas de piedad, lectura espiritual y estudio ordenado".

"La gracia de Dios me hacía ver con bastante nitidez que mi camino era el de elegirle a Él, en una aventura divina, por encima de todas las criaturas. Se me presentaba, sí, como una aventura, pero al mismo tiempo sentía una seguridad serena, una confianza interior, que no puede venir más que de Dios mismo, que llama".

En 1998, casi cincuenta años más tarde de haberse incorporado al Opus Dei, hacía así el balance de su vida:

"En varios lugares de la sede central de la Prelatura, en Roma, leemos la inscripción 'Vale la pena', lema que oímos muchas veces al Fundador de la Obra, y que expresa el valor de la entrega a Dios, con la tensión hacia la bienaventuranza eterna.

En efecto, cuando uno vuelve la mirada a aquellos años primeros de la llamada divina, y recorre igualmente los posteriores, siente en lo más profundo la verdad de estas palabras. Valía la pena seguir a san Josemaría, porque ello era, es, caminar como de la mano hasta Nuestro Señor Jesucristo. Se trata de una aventura, pero también de un "camino" seguro a través de la tierra hacia el Cielo. Después de más de medio siglo ¡cuán alegre y reconfortante es, en medio de las propias miserias, haber seguido la ruta que Dios me mostró desde la primera juventud!

De manera creciente, día a día me ha sostenido la ilusión de ir trenzando con otros la aventura maravillosa de hacer el Opus Dei en la tierra. Echando la mirada atrás, en efecto, se hace evidente que valía la pena recorrer tal andadura. Sí, una y mil veces, valía, VALE LA PENA".