La vida cristiana: misterio de comunión con Jesús

Benedicto XVI dedicó la homilía del pasado domingo a la Eucaristía y la intercesión de la Virgen María. El Santo Padre afirmó que "nos consuela la promesa de la "Blanca Señora" a los pastores de Fátima: "Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará".

 "En este quinto domingo de Pascua -dijo el Papa ante los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro-, la liturgia nos presenta el evangelio de Juan donde Jesús, hablando a los discípulos en la Última Cena, les exhorta a permanecer unidos a Él como los sarmientos a la vid".

"Se trata de una parábola muy significativa porqué explica con gran eficacia que la vida cristiana es un misterio de comunión con Jesús (...) El secreto de la fecundidad espiritual es la unión con Dios, (...) que se realiza sobre todo en la Eucaristía, llamada también "Comunión".

Benedicto XVI recordó que en esta época muchos niños reciben por vez primera la Comunión y les saludó auspiciando que se convirtieran "en sarmientos de la Vid, que es Jesús, y que crezcan como verdaderos discípulos suyos".

Después el Papa subrayó que recurrir a la intercesión de María era "un camino para mantenerse unidos a Cristo", y recordó las apariciones de la Virgen a los pastores de Fátima, el 13 de mayo de 1917. "El mensaje que les confió -dijo el Santo Padre- (...) era un intenso llamamiento a la oración y a la conversión. Un mensaje verdaderamente profético, sobre todo teniendo en cuenta que el siglo XX fue escenario de catástrofes inauditas, causadas por guerras y por regímenes totalitarios, y de grandes persecuciones contra la Iglesia".

Benedicto XVI habló después del atentado a Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, cuando el Papa "sintió que se había salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de una "mano maternal" (...) y todo su pontificado estuvo marcado por lo que la Virgen anunció en Fátima".

"Aunque no hayan faltado preocupaciones y sufrimientos -concluyó- y todavía haya motivos de aprensión por el futuro de la humanidad, nos consuela la promesa de la "Blanca Señora" a los pastores: "Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará".

Vatican Information Service